PRIMERA PARTE
ABAJO LA SALADA… VIVA BIMBO, COCA COLA, FIAT
Y MONSANTO. ESCRIBE: LÁZARO LLORENS
Ni bien se conoció en julio pasado la posibilidad de que
esta feria podía llegar a instalarse en la ciudad de Córdoba, en el barrio
Talleres Este, con el nombre de "Urkupiña", de manera expeditiva y
coordinada el partido cordobés se movió al unísono para evitar, con argumentos
irrisibles, su radicación.
Todo esto acompañado por una burda campaña de prensa
fomentada desde los grande medios, principalmente los del grupo Clarín,
quienes, se encargaron de presentarnos a
esta feria como lo grandes delincuentes de Argentina, sin prueba alguna.
La embestida contra esta feria comenzó de manera
mediática, de la mano de Horacio Busso, titular de la Cámara de Comercio de
Córdoba, dueño de las empresas de limpieza Guba, CAL y COTRECO, primo del
legislador ultradelasotista Sergio Busso, que a la vez tiene excelentes
vínculos con el intendente Ramoncito Mestre.
Horacio Busso, un
empresario que se dedica exclusivamente a limpiar instituciones públicas, con
convenios de trabajo precarizados, y que
algunos señalan como un testaferro de su primo hermano el legislador Sergio
Busso, jefe del bloque de Unión por Córdoba.
La arremetida siguió de la mano del intendente Mestre, de
íntima relación con Horacio Busso, a
quien este último ve como un gran intendente por el “clima de negocios” que
genera.
“En lo que depende de mí, no voy a autorizar la
instalación de La Salada”, sentenció Ramoncito Mestre, a la par que
contradictoriamente manifestaba que no sabía de qué se trataba el proyecto
porque en la municipalidad no habían presentado absolutamente nada, siquiera
una nota.
Llamó la atención el cambio de opinión en la Intendencia
y que no se considere la cantidad de puestos de trabajo que La Salada generaría
en Córdoba.
Por último, el golpe final contra esta feria que vende
zapatillas a 70 pesos, pantalones femeninos a 30, buzos a 60, y calzones a dos
pesos, vino de la mano del legislador Sergio Busso, primo de Horacio, quien desde la unicameral se encargó de sacar
una ley, con nombre y apellido, para evitar que ferias como La Salada, se
instale en cualquier parte del territorio provincial, por un lapso de 180 días.
Contó con los votos de las bancadas de Unión por Córdoba,
autora de la iniciativa, el radicalismo y el Frente Cívico, demostrando cómo
funciona el partido cordobés.
Aunque en ninguna parte del texto se la menciona, esta
ley prohibió la instalación de formatos comerciales similares a los de La
Salada.
SEGUNDA PARTE
La ley del partido cordobés que prohibió instalar La
salada, no solo tiene un sesgo claramente discriminador, sino que es
contradictoria con otras leyes que la misma legislatura aprobó, con el voto
incluso de Sergio Busso, para beneficiar a grandes firmas multinacionales.
Estamos hablando de la “Ley de promoción Industrial” en
la cual ya se ampararon unas 40 empresas multinacionales.
Entre las benerficiadas están, Coca Cola, Fiat,
Volswagen, Bimbo y Monsanto.
Esta ley, aprobada por el
mismo partido que bloqueó a la Salada, le otorga a todas estas grandes
empresas que se radiquen en nuestra provincia:
• Exención
por 10 años de Impuestos a los Ingresos Brutos, Inmobiliario y sellos.
•
Subsidios de $ 400 por empleado nuevo contratado.
•
Subsidio por cinco años de los consumo eléctricos.
A esto se le suma
otros benéficos que le puede otorgar a discreción el poder ejecutivo, cuya
filosofía según palabras textuales de De la Sota es: “Mejoro cualquier oferta” o sea “me bajo los
pantalones más que nadie”.
Estos beneficios “extras”, por ejemplo, en el caso de Bimbo, incluyó
planes de capacitación y la compra por parte del Estado provincial del predio
donde esta firma se radicará y que costará uno 1,6 millones de pesos.
Algo similar a lo que
sucedió con Motorola e Intel, a quienes la Provincia, con el criterio
“mejoro cualquier oferta” en el 2011 comenzó a construir sus sedes corporativas
en el Parque Empresarial Aeropuerto a la par que les paga el alquiler de la
oficinas.
El partido cordobés, a la vez que apaña a las grandes
corporaciones, dejó afuera a la Salada, una feria que se conforma con miles de
pequeños industriales textiles, que venden ropa e indumentaria accesible, sin
ninguna prebenda del Estado, eludiendo a los que detentan el negocio de la
intermediación a los que representa Horacio Busso.
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