PRIMERA PARTE LOS CHORROS Y LOS CHOROS DEL AGUA CORDOBESA. ESCRIBE: LÁZARO LLORENS
Mes a mes, como un interminable goteo que parece no tener fin, las facturas de agua de los vecinos de Córdoba aumentan. Parece un triste chiste: ni bien llega una factura con un aumento, al mes siguiente o a mas tardar el otro, un nuevo incremento aparece, succionado los alcaidos bolsillos de los usurarios. A ello se le suman la inclusión de cargos fijos para financiar la instalación de medidores, cambio de cañerías, y ahora, como si fuera poco, cloacas. Claro que nada es casualidad en este negocio que en Córdoba detenta la firma Aguas Cordobesas, propiedad del empresario Aldo Roggio, quien desde el 2006 a la fecha, luego de su desembarco al frente de la empresa, la tarifa de agua se incrementó un 270%. Todo comenzó el 28 de diciembre del 2005, el día de los santos inocentes, cuando a instancias del gobernador José M. De la Sota, la legislatura aprobó la polémica Ley 9279. Mediante ella los legisladores del oficialismo aprobaron una polémica renegociación del contrato con Aguas Cordobesas, cuyo servicio había sido dado en concesión durante los 90 por el ex gobernador radical Ramón Mestre, padre del actual intendente. En ella se establecieron cambios sustanciales al contrato original firmado en 1997 por Mestre padre y que ya tenía enormes beneficios para las empresas concesionarias controlada en ese entonces por el grupo Suez, Agbar y Roggio. Sintéticamente estos cambios consistieron en la instalación masiva de 150 mil medidores, a la par se fijó un consumo base de agua de 10 metros cúbicos mensuales por usuario, pese a que el consumo promedio según la propia empresa rondaba los 32 metros cúbicos. Además se estableció que por cada metro cúbico de agua de más que se consumiera , los usuarios iban a tener que pagar un recargo que oscilaban entre 0,65 centavos y 2 pesos. Claro que las secuelas de esos abruptos cambios no tardaron en aparecer. Las facturas de agua se dispararon a las nubes. Algunas familias cordobesas recibieron aumentos de hasta un 500%. Con lo cual la polémica renegociación efectuada por De la Sota, fue rechazada por los vecinos de Córdoba con el mote de “tarifazo”. A ello se le sumó una denuncia penal efectuada por el sindicato del SIPOS ante el Fiscal Hugo Amayusco, donde se demostraba que en tan solo tres años Aguas Cordobesas iba a lograr que sus ingresos pasaran de 79 millones pesos anuales a más de 240 millones. Todo esto hizo que a solo dos meses de ser aprobada la renegociación del contrato con Aguas Cordobesas, fuese suspendida por el propio De la Sota. Y tras es suspensión, a comienzos del 2006, luego del abandono del grupo Suez y Agbar de la compañía hicieron su aparición estelar en el asunto Juan Schiaretti, por entonces vicegobernador de Córdoba, y Aldo Roggio, quien de socio pasó a detentar el control de la empresa. En la segunda parte del informe, JUANCITO Y ALDITO demuestran en las sombras sus habilidades para los chorros de agua. SEGUNDA PARTE
Juancito Schiaretti y Aldito Roggio, se encargaron de llevar adelante una serie de modificaciones a la repudiada renegociación efectuada por josesito, a través de lo que legalmente se conoció como “Addenda” al contrato, que no fue otra cosa que una re-renegociación del contrato. Para ello, juancito Schiaretti contrató a dos asesores porteños: Ismael Mata y Roberto Chama que por ese entonces trabajaban para la consultora Roberto Dormí, ex Ministro de Obras y Servicios Públicos de Menem, autor de la profética frase “nada de lo que debe ser estatal quedará en manos del Estado”. Ismael Mata era abogado, consultor de empresas privadas, y al igual que Dromí, ex funcionario de Menem en los 90, en la secretaria de Obras Públicas, cuna de las privatizaciones. Similares antecedentes tenía Roberto Chama, licenciado en economía y consultor de los organismo multilaterales de créditos, que en los 90 había sido integrante del “Comité Privatizador de Obras Sanitarias de la Nación” del cual surgió la empresa Aguas Argentinas propiedad de Suez y AGBAR, socios de Roggio. Asesorado personalmente por Mata y Chama, Schiaretti y Roggio cambiaron las cuestiones más urticantes que tenía el contrato renegociado por De la Sota, pero mediante sutiles cláusulas se encargaron de no modificar en absoluto su espíritu. Este era, como lo denunció el SIPOS ante el fiscal Amayusco, garantizarle a Aguas Cordobesas permanentes y sustanciales incrementos en sus ingresos. Esta vez no mediante la instauración de un severo régimen de servicio medido, sino a través de una renegociación permanente de las tarifas, como las que mensualmente se han llevado adelante y mediante los “Planes de Mejora y Expansión del Servicios”, que incluía la instalación de miles de medidores a costa del usuario. “La Addenda, subscripta por Schiaretti y sus asesores porteños, también es un contrato leonino. Aunque es más gradual que el que firmó De la Sota en el 2005” dijo al respecto el Dr. Alberto Zapiola, ex director del ERSEP y uno de los funcionarios mestristas que intervino en la privatizacion de los 90. “Ni bien la empresa concretiza un aumento y ya está pidiendo otro nuevo . Por su parte, todo lo que sea una obra nueva, lo tiene que solventar el usuario a través de incrementos tarifarios,” agrego. La mencionada addenda fue aprobada en noviembre del 2006 mediante la ley 9.339. Nuevamente se promulgó en medio de una legislatura vallada, al compás de las balas de goma y las bombas de estruendo. El chorreo del agua nos inundaria el estudio de El Avispero, asi que dejamos para otro programa lo que sigue: 100 mil medidores, 150 mil conexiones nuevas, pagos extras de tarifas, indemnizaciones a Aguas Cordobesas, cómo Juancito le dejó a Aldito la potestad de ser controlador en lugar de controlado, el aumento del 270 por ciento, adónde fueron a parar los cónsul-garcas porteños… ¡ Al gobierno por supuesto ¡ Preparáte… sigue el surrealismo del chorreo del agua cordobesa en próximos Avisperos.
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