EN
COLMENA TELEVISIVA
MERCEDES VALENTE.
Los noticieros de la televisión congregan la mayor audiencia
en todo el planeta: desde gente común hasta políticos, empresarios,
intelectuales, artistas; todos, absolutamente todos, están pendientes de lo que
se dice y se muestra a través de los medios televisivos.
El ideario que proclaman los que informan desde la pantalla,
puede resumirse en tres ítems: objetividad, transparencia e independencia.
Ahora bien, todos sabemos que
la información de la CNN no dice todo,
la de Todo Noticias es tendenciosa,
la de Crónica TV es sensacionalista,
la de la Televisión Pública es oficialista y
la de Córdoba es aburrida.
Entonces… ¿por qué es tan poderosa la información que sale
de la boca de la tele?
¿Por qué está instalada como palabra santa?
La respuesta es simple y tristona: a nosotros, los
televidentes, en un acto de holgazanería extrema, nos resulta más cómodo
informarnos a medias por estos medios, mientras nos comemos una abundante
picadita desparramados en el sofá.
¿No tendríamos que revisar esa actitud pancista frente a la
tele información?
Si hoy la información es la que mueve al mundo, ¿no
necesitaríamos disponer de información de buena calidad, para no terminar
comiendo una picadita para puercos?
Que la culpa nunca la tiene el chancho, ya lo sabemos… ¿pero
sabemos que para ser ciudadanos de primera debemos estar muy bien informados?
Más que un derecho es una necesidad y la única posibilidad
de ir andando la realidad que nos toca, sin que nos toque en el trasero a cada
paso mientras caminamos distraídos hacia el país del “qué se yo”.
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