Córdoba: Intolerancia religiosa! ¡Viva la Virgen !
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PRIMERA PARTE PIQUETE TEOLÓGICO EN PLENO CENTRO DE CÓRDOBA. LA INTOLERENCIA RELIGIOSA AL GRITO DE ¡ VIVA LA VÍRGEN ¡ ESCRIBE: LÁZARO LLORENS “Fue una victoria” expresó contento uno de los curas “Lefebvristas” cuando se retiraba custodiado por la policía del Centro Cultural España-Córdoba. Lo decía desafiante. Con la mano alzada haciendo la seña de victoria. Luego de que él y una veintena de ultra-católicos seguidores de Julian Espina, destruyeran “en pedacitos” la muestra artística de Alfonso Barbieri, por considerarla “blasfema” (insulto a Dios). Lo habían hecho de manera brutal. Al mejor estilo Herodes, comenzando por las puertas del Centro Cultural y terminando por todas las obras de Barbieri que ellos consideraban herejes, y las que en modo alguno podían llegar a serlo. Todo esto ocurrió paradójicamente a pocas cuadras de la Catedral. En nombre de Dios y la Santa Virgen. Mientras dentro del España-Córdoba “corpulentos” jóvenes hacían añicos las ilustraciones de Barbieri (ilustraciones que tiene más de 15 años) afuera, sobre la antigua puerta del Centro Cultural, otros fanáticos seguidores del cura Espina montaban un piquete para impedir a las personas ingresen a la muestra. Esta especie de “piquete teológico” estaba conformado por dos esmirriados curas que, envueltos en sotanas y Biblia en mano, extendían un rezo a los presentes. Los acompañaban un grupete de niños, ancianos y jóvenes, quienes además de hacer de grupo de choque, cada tanto, como en las viejas películas de Drácula de Bela Lugosi, levantaban sus rosarios contra cualquier hereje que pretendiese ingresar al España Córdoba. La escena, propia de una película de Kusturica, la completaban dos cabos de la policía que se encontraban parados justo debajo del lumbral de la puerta del Centro Cultural. No hacían nada. O mejor dicho, con su llamativa pasividad, dejaron hacer de todo a los seguidores de Julian Espina, dentro y fuera del lugar donde Barbieri debía presentar su libro. SEGUNDA PARTE Los anteriores pasajes surrealistas se entremezclaban con delirio y humor. Una voz seca y enérgica gritaba...“¡Viva la Virgen!” y todos respondían al unísono...“!Viva!” Seguido de ello, otro grito cortaba el silencio y decía...“¡Viva la Patria¡” y nuevamente el coro respondía... “¡Viva!”. Los fanáticos seguidores del cura Espina, que por tercera vez en Córdoba sabotean una muestra artística, cada tanto invitaban a pelear a las trompadas a las personas que, indignadas por la bestial destrucción de la muestra de Barbieri, los insultaban. El ultracatólico, desencajado, citando a un viejo grupo punk de los 80 (los Violadores) respondió que “no importaba, que el no era violento, si no que era ultra violento”. También eran incongruentes los insultos filo nazistas que estos supuestos “seguidores religiosos” proferían a las personas que se amontonaba frente al España Cordoba: “Negros de Mierda”; “Negros ignorantes”; “Coyas”. Esta cruzada contra el lápiz de Barbieri, propia de los tiempos de la santa inquisición, concluyó poco tiempo después que los seguidores del cura Espina arrasaran con la muestra dejando el salón principal del España Córdoba con un paisaje que hacía recordar a Kosovo. Esto motivó la tardía intervención de la policía quien detuvo a siete fanáticos “Lefebvristas”. Claro que lo que parecía ser un acto de justicia divina no lo fue. A las pocas horas todos los seguidores del cura Espina quedaron libres sin cargo alguno. Por contraparte, producto de los destrozos y los desmanes, y con Barbieri sumido en una crisis de nervios, la presentación de su polémico libro debió ser suspendida. Que hubiese pasado si estos demenciales actos de intolerancia, en vez de ser cometidos por fanáticos ultracatólicos los hubiesen cometidos personas de condición humilde, piqueteros, árabes o partidos de izquierda. El cura Espina y sus fanáticos, alegando que Dios había sido insultado por el lápiz de Barbieri. Su respuesta fue agresión, discriminación, censura, destrucción. Lo hicieron con total impunidad. Sin reparar quizás que, si Dios verdaderamente existe, diariamente recibe blasfemias más graves que unas simples ilustraciones, como los son la desnutrición infantil, la pobreza, el desempleo, la impunidad y la corrupción. Estos son verdaderos blasfemas que ni los fanáticos seguidores de Julian Espina, siquiera se han animado a cuestionar.
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