PRIMERA PARTE
LOS NEGOCIADOS DE EPEC. DE LA DICTADURA A LA DEMOCRACIA. ESCRIBE:
LÁZARO LLORENS
La nueva usina Pilar de EPEC construida por la firma Electro
ingeniería, en los últimos tiempos ha sido eje de fuertes controversias y
acusaciones.
Tuvo un costo de 3 mil millones de pesos.
Sin embargo no puede producir la potencia para la cual
estaba comprometida y por eso ahora, Epec, o sea todos los cordobeses, tenemos
que pagarle millonarias multas mensuales a Camessa.
Aunque cueste creerlo, no es la primera vez que Epec compra
una usina que además de salirle cara, luego no puede darle el uso comprometido.
A comienzos de los 80, con detenciones apareció el famoso
“caso EPEC”.
Un negociado de millones de dólares que surgió con la
construcción de la usina termoeléctrica Ingeniero Francisco Bazán al sudoeste de la ciudad de Córdoba, a un
costado de la circunvalación.
Estuvo a cargo del grupo Fiat, quien al igual que
Electroingeniería, le vendió, un grupo de usinas a EPEC que nunca pudieron
funcionar a pleno y hoy están prácticamente paradas fuera de servicio.
Oficialmente esta usina fue inaugurada en 1981, bajo el
gobierno de facto del general Adolfo Sigwald.
Su construcción estuvo a cargo del grupo FIAT, y se
justificó con el argumento que su construcción traería el autoabastecimiento
energético a la Provincia, similar a lo que se dijo con la usina Pilar.
Demandó una inversión inicial de 100 millones de dólares,
junto con las pequeñas centrales de General Levalle y San Francisco.
Su licitación derivó en un escándalo que acabó con el procesamiento del gobernador
militar Sigwald, el ministro de obras públicas del gobierno militar Álvarez
Rivero, y el entonces presidente de EPEC Osvaldo Samuele.
La olla se destapó cuando se conoció que el directorio de
EPEC le adjudicó a FIAT la instalación de la central Bazán, en contra de lo
dictaminado por una comisión interna, que impugnó su contratación.
Se la impugnaba por ser
la más cara; por limitar su garantía a dos años, no por horas de uso; y
por ser máquinas prototipo prohibidas por el pliego (o sea máquinas que no
habían sido usada de modo industrial).
Tras las denuncias, se conoció también que las máquinas
Fiat, sólo podían rendir el 60 % de su potencia comprometida.
“Esas máquinas fueron una desgracia provincial. Tanto es así
que por opinar en contra y oponerme a su instalación me echaron de EPEC. Eran
un máquinas prototipo de FIAT y la vendieron con una potencia que nunca dieron”
recordó sin inmutarse, el ingeniero Nestor Borello, ex gerente de Epec.
La compra incluyó la
adquisición de cuatro máquinas de turbo gas John Brown, que fueron provista por
la empresa ELEMEC, propiedad del ex diputado cavallista Juan Carlos Maggi quien
con enormes sobreprecios, también estuvieron bajo la lupa de la justicia.
¿ y Angeloz y Maders…? enseguida te lo contamos.
SEGUNDA PARTE
A pesar de sus repercusiones, el “Caso EPEC” pasó al olvido
en 1983 con la llegada a la gobernación de Eduardo Angeloz.
Angeloz, ex abogado de FIAT y ex secretario general de EPEC.
“El Pocho” nombró al abogado José Caferata Nores, -defensor
de uno de los imputados-, como presidente del Tribunal Superior de Justicia
quien se encargó de cerrar el caso.
A partir de allí, el funcionamiento de la central Bazán pasó
a ser prácticamente un secreto de Estado en EPEC, al igual que las de
Pilar, ya que las máquinas se rompían si
se ponían a toda marcha, razón por la que se las hacía funcionar al mínimo.
Aún así, el destino hizo que el caso se reflotara poco
tiempo después, en 1989, cuando el ex gobernador radical, con su eslogan “Se
Puede”, lanzó su campaña presidencial.
En ella aseguraba que Córdoba era “una isla” en la crisis y
que podía abastecer de energía al país.
Para respaldar sus dichos ordenó poner a full a las
centrales de EPEC, entre ellas la Bazán.
Y sucedió lo esperado: los cuatro prototipos FIAT reventaron
y la usina “de punta” de EPEC quedó prácticamente fuera de servicio hasta el
día de hoy.
La cosa no acabó allí.
En 1990, para tapar todo el chanchullo, a través de una
serie de licitaciones, el gobernador Angeloz intentó privatizar a favor de un
consorcio encabezado por FIAT, la usina Bazán y la Pilar, sin que la provincia
recibiera nada a cambio.
En todas esas oportunidades, el entonces ex senador radical
Regino Maders, que se desempeñaba como asesor Técnico en la Gerencia de
Producción de EPEC, logró impedir esa enajenación, procurando en cambio que
FIAT se hiciera responsable de las máquinas.
Su noble accionar duró hasta el 6 de septiembre de 1991
cuando las balas de un Browning una 9 mm
troncharon su vida.
La justicia nunca se esmeró en dar con el autor intelectual
del crimen del ex senador.
Y menos aún develar que pasó con las máquinas de la central
Bazán, que hoy lucen arrumbadas en el sudoeste de Córdoba, y las posturas que
adoptó Maders al respecto.
Al respecto, el legislador juecista Eduardo Bischoff, -ex
gerente de FIAT-, sin tapujos comentó:
“A la usina Bazán yo la he seguido en forma directa. Tiene
cuatro máquinas detenidas y es imposible ponerla en marcha. Resulta mucho más
barato comprar cuatro generadores nuevos y no hacer arreglar lo que están. El
reacomodamiento cotizado por FIAT que la puso en marcha en su momento era
antieconómico”.
Sus palabras son sumamente ciertas, 20 años después, las
cuatro máquinas de turbo gas de Bazan están prácticamente paradas. Sólo generan
el 17% de su capacidad instalada.”
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