PRIMERA PARTE: SIGA EL BAILE, SIGA EL BAILE, DE LA TIERRA EN QUE NACÍ. EL
CARNAVAL DE JOSÉ MANUEL Y LOS MONITOS. ESCRIBE:
SERGIO TONIUTTI
Este informe va en Aguijones de la Historia porque se
recuerda un hecho histórico: El nacimiento de una nueva y rutilante y estrella
del cuarteto cordobés: José Manuel y su banda los monitos.
No se lo pierda poniendo cara de hombre sabio y canchero,
mientras manda a reprimir, ley contravencional mediante, a todos los que
asisten a esa fiesta. No se lo pierda ni en la cancha ni en la TV, a José
Manuel y sus monitos, en cadena para todos incluso en las mejores comisarias de
Córdoba.
No deje de ver este espectáculo vibrante que derrocha la
plata que no tiene. No se lo pierda que quién sabe si lo verá otra vez.
Vaya pase y vea, pero recuerde: el tamboril se olvida y la
miseria no.
Dejando a un lado las ironías, que se invocan para espantar
el mal humor que a muchos les ha producido el Carnaval Cuartetero, aunque
quizás en este caso debería hablarse de Carnaval Cuatrero.
Este informe quiere mostrar una realidad que puede ser dura
para muchos que honestamente admiran a la Mona Gimenez y a muchas otras bandas
que pasaron por el Carnaval de los Cuartetos.
La realidad es el uso político de esta fiesta.
Nadie discute si la música de cuartetos merece o no un
festival al igual que el folclore, el rock, el tango o incluso el jazz, todos
estos existen y ¿por qué no el de cuarteto?
De hecho sería bueno saber porque un Emeterio Farias aún no
lo ha organizado a su riesgo.
Pero la cosa no pasa por discutir sobre la legitimidad o no
de la existencia de un festival de
música cuartetera. Pasa por la utilización política.
SEGUNDA PARTE
En los últimos tiempos los bailes de cuartetos, al igual que
todos los espectáculos, se han visto bendecidos por la mano del “generoso”
gobernador, amo y señor de la provincia.
El excelentísimo Gobernador José Manuel De La Sota, en un
arranque de “amor” por el espectáculo decidió eximirlos de impuestos, sin
importarle mucho que las escuelas se estén cayendo a pedazos y que los
hospitales tengan cada vez menos recursos, total para eso después se inventa
una tasa, como la vial que se parece misteriosamente a un impuesto.
Cosa que, si uno lo ve desde la lógica artística de nuestro
gobernador cantante y bailarín, cierra, porque ahora además, ahora es mago.
Y va a tener que serlo, porque si gasta un dinero que no
tiene, solo por arte de magia se educaran y tendrán salud los cordobeses.
¿Fue gratis la bendición? Claro que no.
Fue un generoso pago por el apoyo que la Mona, entre otros,
le dió a la campaña del gobernador, algo que ya hemos dicho en otro informe.
¿Pero y ahora porque decís que esta fiesta tuvo un uso
político si ya no está de campaña para la gobernación? A eso vamos.
No está en campaña para la gobernación, pero si para la
presidencial, campaña que empezó exactamente el mismo día que ganó las
elecciones a gobernador, si no antes.
Campaña que, por cierto, paga el estado provincial asignando
a publicidades nacionales partidas jugosas de dinero.
Partidas que no terminan nunca de quedar claras en sus
valores. Seamos claros, usa el dinero del estado para su propia promoción.
La televisación del carnaval de los cuartetos es la piedra
de toque que muestra la intencionalidad política del carnaval.
En ella se pudo ver hasta la náusea, - o profusamente como
gusten -, la figura del gobernador, tanto que se ha llegado a decir que hubo
60.000 disfrazados de De La Sota en el carnaval.
La televisión se encargó además de pasar elogios de parte
del público al Gobernador y extrañamente ninguna crítica. Llamativo. Casi
pornográfico.
El cuarteto tiene todo el derecho de tener su fiesta, su
lugar bajo el sol, pero en una provincia quebrada, donde los jubilados han
visto demorados en seis meses la actualización de sus haberes, donde las
escuelas se caen a pedazos y los chicos tiene clases en contenedores, los
hospitales carecen de insumos y ni hablar del sueldo de los profesionales,
gastar tres millones, treinta millones o la cifra que sea, es obsceno.
No se puede financiar una fiesta de ninguna clase en esas
condiciones.
Y no le echemos la culpa al gobierno nacional que no manda
la plata, un grave tema por cierto, pero si encima gastás la plata que no tenés... sós un
irresponsable.
Entre otros asistieron a este carnaval La Barra, La Mona, Ulises, Damián Córdoba y
Chébere quienes derrocharon elogios hacia el gobernador no se sabe si por la
eximición de impuestos, los cachés que cobraron o la fiesta popular que se
estaba armando.
No son inocentes, saben perfectamente lo que hacen, son
parte interesada de la campaña del gobernador, que ya los ha llevado a recorrer
el país en promociones turísticas, promociones que parece que no anduvieron tan
bien por los resultados de la temporada.
Tal vez eso se deba a que eran campañas políticas en vez de
turísticas. Todo un tema.
Pero no sería grave que lo apoyen, después de todo cada uno
tiene derecho a apoyar a aquel que crea o le convenga en política.
Lo verdaderamente retorcido y asqueroso del apoyo de estas
bandas, es que apoyan a quien con la ley contravencional reprime a su público,
lo encarcela, lo manda a vivir a las afueras de la ciudad para que no jodan en
el centro, le priva de salud y educación, le quita todo futuro.
Y eso las bandas que lo apoyan al gobernador lo saben, pero
no les interesa lo que le pase a su público que dicen amar tanto.
Para ellos cada persona que los sigue es una entrada, no una
persona. Son cómplices, hay que ser ciego para no verlo.
El Carnaval que llegó antes ya pasó, la plata ya se gastó,
las comparsas símil brasileras también pasaron, muy de la cultura popular de
Córdoba por cierto, los camiones ya dieron sus vueltas.
Vamos bajando la cuesta que arriba en mi calle se acabó la
fiesta. Ahora que la resaca se estaá acabando viene la pregunta: ¿Quien pagó
esta fiesta? Juan Manuel y sus monitos no. Adivine quien.
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